top of page

Terapia: proceso de autoconocimiento o de autodescubrimiento?

  • Foto del escritor: Junio Gulinelli
    Junio Gulinelli
  • 5 mar
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 12 mar

Crecimiento personal o autoconocimiento. Son dos de las maneras que más se usan para definir lo que es el proceso terapéutico y de búsqueda. A mí, últimamente, ninguna de las dos me convence mucho.


La terapia: un proceso de autodescubrimiento


Terapia: proceso de autoconocimiento o autodescubrimiento? Yo propongo "autodescubrimiento". Le doy importancia a esta palabra, a esta manera de llamar lo que hago conmigo y con el otro en relación, porque creo que además de una palabra, es un enfoque, una actitud. Y aunque la diferencia con las otras dos maneras de llamar el proceso parece sutil, para mi marca matices sustanciales.


Considero muy importante la palabra descubrimiento, porque está estrictamente ligada y profundamente vinculada con otra palabra: curiosidad. Yo el proceso terapéutico lo veo como un goteo constante sobre la rigidez del carácter. En mi caso la gota ha ido, con los años, excavando y ablandando mis tejidos y mis texturas más rígidas y duras, hasta sentir una cierta disponibilidad interna.


La disponibilidad es la que nos ayuda realmente a dejarnos tocar por lo inesperado, imprevisto, incómodo. Lo otro. Creo que la curiosidad es una actitud necesaria en el proceso de autodescubrimiento, como un aceite que permite mover los pesados y lentos engranajes del darse cuenta (que es lo que perseguimos en la terapia Gestalt). Propongo sostituir la palabra autoconocimiento por autodescubrimiento, porque en mi caso por lo menos, lo de conocerme (o de creer conocerme o poder conocerme) ha sido un límite rígido que en lugar que ayudarme a avanzar, ha alimentado mis mecanismos de defensa.


El “autoconocimiento”, me parece que esconde un límite. El límite de “creer conocerme”, “Solo yo me conozco a mi”, “Como te crees que me conoces....?”, “yo, si, te conozco”. Poder decirme que no se quien soy, no se quien es el otro, no se que es esto de vivir. Es abrumante esta perspectiva, pero a mi por ejemplo me permite salir de mi presunción defensiva. La disponibilidad y la curiosidad nos animan a poder escuchar más los miedos hacia lo desconocido, a dejarnos perturbar por descubrirnos más a nosotros mismos y al otro.


Hay quien dice que “hay que descolocarse para conocer las verdades más intimas”. Los niños y las niñas, por ejemplo, se descolocan de tanta curiosidad que tienen. Me parece que están mucho más disponibles a dejar caer y romper sus creencias, continuamente. Ellas lo necesitan justamente para poder ir construyendo su propio relato de quien son, de quien es el otro o el mundo, nosotros como adultos necesitamos esta curiosidad para deconstruir este relato y ir más allá. Dejarnos sorprender por quien somos en cada momento. Y esto es cambiante. No es en absoluto un conocimiento (de uno mismo y del otro) definitivo. Porque el proceso, lo dice la palabra misma, es un movimiento. No es alcanzar nada. Por esto no me convence tampoco lo del “crecimiento (personal)”. Me parece que en esta sociedad y cultura ya hay bastante exigencia de alcanzar, lograr, crecer... Entonces mas que conocerse (imposible hacerlo verdaderamente), me parece que se trata de actualizarse a cada peldaño (cambio) del proceso. 

 
 
 

Comentarios


© 2020 Creado por Junio Gulinelli

bottom of page