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Si voy rápido, no me doy cuenta de lo que me está pasando.

  • Foto del escritor: Junio Gulinelli
    Junio Gulinelli
  • 21 nov 2024
  • 3 Min. de lectura

Educarnos a las emociones significa re-educarnos lentamente y pacientemente, a una consciencia, primero de todo, corporal.


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El otro día escuché en un reel a un hombre que hablaba de emociones y decía algo como “si no estás en un estado emocional correcto", pues no se que... pues mal..., este era el mensaje. 

¿Hay un estado emocional correcto? ¿Cuál es? Cuanta exigencia, cuanta idealización, yo ya me pongo tenso, siento peso y se me cierra el cuerpo si abordo mi sentir desde esta perspectiva.


Para mi el tema de las emociones sigue siendo un misterio y me siento como un aprendiz haciendo los primeros pasos. Y una cosa, sencilla y básica que creo haber aprendido, es que las emociones van a seguir siendo un misterio en cuanto sigamos pretendiendo hablar sobre ellas. Me parece que más que un tema mental, sobre el cual hablar o entender, se trata de sentir, a partir del cuerpo. La educcion emocional es re-educarnos lentamente y pacientemente a una consciencia, primero de todo, corporal.


Yo he empezado a entender que es una emoción, cuando he conseguido sentirla con el cuerpo. Porque la emoción es cuerpo. Cuando aparece, Boom! Vibra en los tejidos, en los músculos y en los huesos. Las emociones, por lo menos las básicas, son respuestas del organismo a estímulos del ambiente. Son automáticas, no se pueden controlar. Me ponen en relación con el ambiente y con el otro en la experiencia, en el aquí y ahora. Para desarrollarme como organismo. Entonces son funcionales y reguladoras. No hay emociones que no lo sean. Sirven para regularnos en términos de conectarnos con la experiencia. Nos dan presencia. Lo unico que puedo controlar es que hago con ellas.


El tema es que las emociones básicas parecen ser innatas, pero aprendemos socialmente lo que hacer o no hacer con ellas, desde la infancia temprana. Y es ahí, creo, que pueden perder su funcionalidad y regulación, porque entran los debería... “no llores”, “no te enfades”, “calmate (si estás alegre y lo demuestras), “no tengas miedo”.... Es todo un NO a las emociones. Socialmente y culturalmente hay emociones “buenas” y “malas”, permitidas y no permitidas. Y esta negación nos ha llevado a una ignorancia muy difusa respecto a las emociones. Trabajo con muchos hombres y al preguntarle “que emociones están sintiendo ahora mismo?”, la mayoría no saben responder, y si le digo “Miedo?”, “ahhh si obvio, miedo”, pero aun siendo tan obvio no se nombra. No hay vocabulario para describir las emociones, porque, claro, es tan difícil sentirlas verdaderamente, como describirlas. 


Entonces será por esto que ya vivimos tan desconectados de nuestro sentir? Que no tenemos ni idea de que estamos sintiendo, y si lo llegamos a sentir, nos confunde tanto que empezamos a hacer o a pensar para evitarlo?


Recientemente, reflexionando sobre este tema con un grupo, salió que hoy en día no hay tiempo para sentir las emociones... es la sociedad del todo ya, de la velocidad, de la rapidez... cuando para tener consciencia corporal y emocional, para recorrer, habitar y vivir las sensaciones y las emociones hay que ralentizar, ir con lentitud. Yo he descubierto que si voy rápido no me doy cuenta de lo que me está pasando. Me parece un buen punto de partida en el largo camino de la educación emocional. 

 
 
 

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